domingo, 27 de diciembre de 2015

Cine: La fuerza despierta a Star Wars para una nueva generación


Mi décima película vista del año resultó ser Star Wars VII: The Force Awakens. Primera de la saga que veo estrenada en cine, lo que le da un plus especial. Disfruté mucho con la película, a la que juzgo a nivel de las anteriores.

El avance de la misma va presentando en principio de a uno a los tres nuevos personajes fuertes de esta nueva trilogía, y la segunda mitad, a otros tres venerables personajes del casting clásico de 1977. El McGuffin central de la película tiene que ver con algo que lleva a la búsqueda de alguien perdido.

Del cast, sin duda el mejor es Harrison Ford, cuyo papel merece, a mi juicio, candidatearlo a premios como mejor actor de reparto por este film, Oscar incluido. Varias veces, sobre todo al final, me emocioné hasta casi las lágrimas, entre tantos déja vu y flashbacks entre pasado, presente y futuro de la saga.

Mi única decepción fue la ausencia de mi ansiada Mara Jade, pero me dejó la esperanza de que tal vez elementos del Universo Expandido de Star Wars no sean del todo descartados en este nuevo esfuerzo, ya que por lo menos, pueden ser reimaginados en ésta y las próximas películas de esta saga.

Con cinco estrellas de cinco, no tengo dudas de que esta nueva entrega abrirá nuevo público y nuevas generaciones a las ya (por lo menos) dos que ya siguen esta particular space opera. La película es altamente recomendable no sólo para los fans, sino también para pasar un gran fin de año emocionante.

Chapeau una vez más, al universo de Star Wars. Sin dudas, la Fuerza los acompaña una vez más.

viernes, 25 de diciembre de 2015

Elegía por un mecánico de barrio




El garage donde se produjo el siniestro. Al costado, un Mercedes olvidado (foto del autor de la nota).


El sábado 12 de diciembre pasado, hacia las 14:10 de la tarde, al volver de Capital, vi un grupo de vecinos arremolinados en torno a este garage en Curupaytí y Los Paraísos, en Villa Adelina. Diez minutos antes, una sonora explosión conmocionó al barrio. Entre la muchedumbre, miré hacia dentro del garage y vi un cuerpo tendido en el suelo, rodeado de un charco de sangre, temí lo peor.

La víctima era Matías, un mecánico del barrio que era muy hábil con su trabajo. De origen checoslovaco, había trabajado para una estación de servicio cercana, y tenía amigos allí. Había conseguido el garage para hacer sus trabajos y tenía cada vez más clientes. Se había casado, tenido hijos, separado y vuelto a juntar. La vida parecía sonreírle.

Pero la sobrecarga de trabajo y la idea de hacer las cosas rápido a cualquier precio le jugaron una mala pasada. Al utilizar un soldador para reparar un tanque, se produjo la explosión. Sufrió daños severos en la cabeza y en el cuerpo, que lo dejaron inconsciente. Fue inmediatamente internado en el hospital con respirador pero, una semana más tarde, falleció.

No cabe duda de que fue un accidente de trabajo, del cual los familiares eximieron de toda responsabilidad al pobre locador que se mortificó ante la tragedia de lo sucedido. El locador es un buen hombre mayor que supo darle confianza al mecánico, alquilándole el garage a precio accesible.

Matías dejó una novia desconsolada y descendientes que sabrán que fue bueno en lo suyo. También dejó un Mercedes 280 que tenía para restaurar, que de seguro alguien va a querer comprar, dado el valor de la marca de la estrella de tres puntas.

Dejo esta crónica para que esta anécdota de barrio permita el recuerdo de un muchacho talentoso, como los tantos que hay en mi zona de Villa Adelina.